El ser humano, pequeño o mayor, necesita estrellas que le guíen. Necesita ídolos para modelarse, afirmar su autoestima, cambiar su imaginario y acabar con los prejuicios que proyecta sobre sí mismo y los demás. Durante mi infancia, me señalaron muchas estrellas. Y las admiré, y soñé con ellas: Sócrates, Baudelaire, Einstein, Marie Curie, el general de Gaulle, la Madre Teresa…
Lilian Thuram
22 de octubre